Marcelino García Toral

El lado más personal de Marcelino

Una completa entrevista en ‘El Mundo’ permite conocer mejor al técnico asturiano

“Creo en Dios desde niño; sólo le tengo miedo a la muerte”. El titular de la entrevista a Marcelino García Toral en ‘El Mundo’ evidencia que la conversación desborda el apartado futbolístico. Sentado en el banquillo donde se estrenó como técnico hace 25 años (en el campo de Les Caleyes, del Lealtad de Villaviciosa), Marcelino habló de varios temas; mostró con sencillez y claridad a la persona que se esconde debajo del traje de entrenador. 

“Un tío muy normal, con una serie de valores humanos como son la sinceridad, el respeto y la humildad”. Así se define el preparador asturiano, convencido de la importancia que tiene la honestidad en la relación con sus jugadores: “Puedo ser incómodo para ellos, pero prefiero ser incómodo que decirle al futbolista todo lo que él quiere escuchar y que eso le lleve al error”. 

Portada de la edición de papel

Durante la entrevista, Marcelino reflexiona sobre el trabajo en las categorías de formación. “Existe la creencia de que cualquier niño que destaque con 12 años va a ser futbolista. Y no. Al contrario. Es un porcentaje muy pequeño el que lo consigue, porque al talento hay que unirle una serie de cualidades que no abundan en la sociedad”, expone. 

Familia, amigos, Asturias

Marcelino tiene claras sus prioridades vitales, lo que necesita para ser feliz: “Vivir bien, pero sin grandes lujos. Tener salud, por supuesto. Tener una familia unida y… poco más. Y tener amigos que sé que puedo ir con ellos al fin del mundo”.

El entrenador se emociona al recordar el accidente de tráfico que sufrió el día antes de la Nochebuena de 2017 (junto a su mujer y su madre) y la muerte de su padre, en 2014. La familia y las raíces asturianas siempre han estado presentes (“cuando no trabajo, aquí es donde vivo y donde voy a vivir cuando deje mi profesión”) como telón de fondo de una carrera exitosa a la que todavía le quedan varios tramos por recorrer, en compañía de su inseparable cuerpo técnico. “Creo que nos merecemos un muy buen proyecto”, avisa con convencimiento.