“Para nosotros, entrenar al OM es un privilegio. Es un reto apasionante. Está considerado como un gran club europeo y su historia lo demuestra”. Marcelino García Toral lleva solo unas semanas al frente del proyecto del Olympique de Marsella, pero se ha hecho cargo de la dimensión del club desde el principio. Así lo demostró en una entrevista en profundidad concedida a ‘La Provence’, diario de referencia en la región francesa. El encuentro tuvo lugar durante la concentración de pretemporada en Alemania.
“Sabemos que nuestro público quiere que ataquemos, que acosemos la portería contraria, que hagamos transiciones rápidas, que tengamos intensidad, dinamismo. Esto es lo que queremos ofrecer. Una de las razones de nuestra llegada al OM es la similitud entre lo que demanda el público y nuestra idea de juego”, apuntó Marcelino, muy ilusionado con el potencial que percibe a su alrededor.
“Ver 65 000 almas apoyando al equipo en cada partido de casa también demuestra cómo se vive esta pasión en esta ciudad”, señaló el técnico, aunque es consciente de la responsabilidad que genera ese apoyo social: “Tenemos que cumplir con las expectativas de mucha gente que quiere vernos trabajar, esforzarnos, ser competitivos y ganar. Para eso, la exigencia, el rigor, la humildad y el compañerismo son fundamentales, y enriquecen a un equipo”.
La importancia de las relaciones personales
Más allá de la exigencia profesional que demanda el fútbol de elite, Marcelino es consciente de la importancia de los vínculos con los miembros del vestuario: “Creo en el respeto a las personas y en las relaciones humanas basadas en el diálogo y la sinceridad. Cuando se tiene un diálogo sincero, las personas dan lo mejor de sí mismas”. Por otro lado, pese a su predilección por el 4-4-2, abrió la puerta a la utilización de otros sistemas, como el 4-2-3-1 y el 4-3-3: “Haremos una evaluación más precisa cuando tengamos la plantilla definitiva. Pero lo más importante es el perfil de los jugadores”.